Aromaterapia
La aromaterapia utiliza esencias de plantas, flores y frutos para estimular, a través del olfato, el estado psíquico, además de buscar la mejoría en la salud y el bienestar de las personas.
Esta disciplina aporta un uso terapéutico de aromas puros para un tratamiento natural y un complemento importante para ayudar a restablecer nuestro equilibrio y armonía.
Los aceites esenciales poseen muchas propiedades que provocan estímulos en el ser humano y son un elemento de bienestar. Generalmente la aromaterapia se utiliza para acompañar los masajes, baños de vapor e inhalaciones, como una forma de potenciar los beneficios.
La memoria asociativa de aromas y situaciones permite el aprovechamiento de los aceites para uso terapéutico, dado que la conciencia registra el aroma y la ambientación. Por lo mismo, es importante elegir con cuidado las esencias a utilizar, ya que cada una tiene un beneficio específico. Una revisión previa de los beneficios descritos ayudará a alcanzar la mayor optimización.
Las esencias armonizan los estados psíquicos emocionales y espirituales. Cuando se huele algo se evoca la memoria emocional, es decir, el sistema límbico (donde se encuentra el centro de las emociones).
La aromaterapia trabaja también sobre los planos sutiles, por ello puede ser utilizada como terapia vibracional; también ayuda a la meditación, visualizaciones, concentración, afirmaciones y a todas aquellas técnicas destinadas a buscar el equilibrio y armonía interior.
A continuación se describen algunas de las principales esencias que pueden ayudar a mejorar la salud. Muchas personas las combinan con otro tipo de terapias para obtener el máximo beneficio de cada una.
Lavanda: es relajante, elimina tensiones y dolores de cabeza, depresión e insomnio. Aplicada sobre la piel trata el acné, alergias y quemaduras. También puede utilizarse como repelente de insectos.
Romero: es útil contra la bronquitis, asma, y catarros. Alivia también la irregularidad menstrual, la fatiga mental y activa el sistema linfático; también tiene propiedades analgésicas.
Bergamota: es efectiva para levantar el ánimo en tiempos de sufrimiento, melancolía o depresión.
Árbol del té: añadida al agua del baño mejora las infecciones genitourinarias como vaginitis y cistitis. Si es inhalada disminuye los catarros, sinusitis y bronquitis. Aplicada sobre la piel, se utiliza para las infecciones de hongos, virus y bacterias, además es cicatrizante y antiinflamatoria, de ahí su aplicación sobre verrugas y acné.
Canela: se utiliza para disminuir la fatiga y el estrés. Aunque su mayor fama la ha obtenido por sus propiedades estimulantes del apetito sexual, su esencia actúa también mejorando los síntomas del reumatismo y de algunas infecciones.
Menta: en forma de vaporizaciones se emplea para la bronquitis, catarros, sinusitis, asma y tos. También alivia la fatiga mental, el estrés nervioso y las palpitaciones. Cuando la esencia se aplica con un masaje ayuda en el control de diarreas, indigestión, neuralgia y flatulencia.
Sándalo: se utiliza para tratar acné, catarro, cistitis, problemas menstruales, depresión, como sedante y para algunas infecciones bacterianas.
Rosa: acompañada con un masaje mejora la circulación y la digestión. Además, alivia los problemas relacionados con la menopausia, estreñimiento, trastornos hepáticos, náuseas y úlceras gástricas. Añadida al agua del baño ayuda en el manejo de estrés y problemas emocionales como depresión, insomnio o tensión.
Jazmín: el aceite esencial de jazmín es antiinflamatorio, antiséptico, analgésico y expectorante. También es un poderoso antidepresivo natural. Añadido al baño puede aliviar problemas menstruales y espasmos musculares.
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